lunes, 27 de enero de 2014

Historia y crítica de la novela venezolana del siglo XIX






Gustavo Luis Carrera (prólogo): 
“Estas líneas preceden a un libro que se afirma sobre dos momentos fundamentales en el estudio de la novela venezolana del siglo XIX. El primero de ellos corresponde a 1906, año de la publicación del primer tratado sistemático referido a la materia: La literatura venezolana en el siglo XIX, de Picón Febres, el viejo maestro merideño sentó unas bases indispensables, de consulta obligada para todo investigador, a través de una lectura cuidadosa de los textos y de una consideración crítica activa, apasionada a veces, pero siempre evidente utilidad. El segundo momento se sitúa en 1963, con la aparición de la Bibliografía de la novela venezolana, con pie editorial del Centro de Estudios Literarios (actualmente Instituto de Investigaciones Literarias) de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela, coordinado por el propio Osvaldo Larrazábal Henríquez y por Gustavo Luis Carrera. Esta bibliografía vino a decir por primera vez qué se había publicado como novela en el país. (…). La parte más relativa al siglo XIX fue la más exigente y compleja, dejándonos, siempre, la sensación de tarea por completar. Precisamos entonces la existencia de 48 novelas publicadas en el período, e identificamos autores y seudónimos discutidos. Allí prendió el empeño de Larrazábal Henríquez  de estudiar, en forma detenida y profundizadora, nuestra novelística decimonónica”


Larrazábal Henríquez y Picón Febres quizá sean los dos únicos venezolanos en haberse leído las 48 obras que en este libro se analizan


“Introducción” de Larrázabal Henríquez
"Realmente la novelística venezolana ha sido poco estudiada y poco conocida y quizás por ello sea tan menospreciada. Solamente a partir de cierto comento de exaltación colectiva, fue difundida y aceptada como representativa de una realidad nacional y de una idiosincrasia determinada" (1980: 13)

“Este libro quiere lograr el hacer despertar la conciencia de nuestros críticos e investigadores, hacia un campo material que si bien no constituye un conjunto de calidad uniforme, sí representa una realidad histórica incontrovertible, digna de rescate” (1980: 13)

“Insistimos, porque la conocemos a cabalidad, en que la novelística del siglo XIX no ofrece una calidad uniforme y quizá en el recuento valorativo predomine lo negativo sobre lo positivo; pero ello no debe desviarnos del objetivo del interés de la investigación y de la crítica” (1980: 14)
“Quizá lo que mayormente llamó nuestra atención, fue la desproporción que hay entre los estudios realizados sobre esa novelística y la realidad cuantitativa que ella comporta. Realmente es desalentador el panorama en este sentido. Son muchos los críticos venezolanos que se han dedicado a su conocimiento, pero sus esfuerzos siempre se centraron en los mismos títulos que ahora son conocidos y que constituyen el material que al respecto maneja. Aparte de las informaciones proporcionadas por Gonzalo Picón Febres (1906) y Angel Mancera Galletti en Quiénes narran y cuentan en Venezuela, que sí agrupan un número considerable de novelas y de autores, todas las demás se reducen a repetirse unas con las otras y a no reconocer más de diez o quince títulos, siempre los mismos” (1980: 14)
 
“De acuerdo a lo que fuimos encontrando como material interesante, produjimos grupos tentativos, proponiéndonos constituir cuerpos afines donde el punto de vista temático contribuyera en la orientación propuesta” (1980: 15)

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